Según la teoría psicoanalista de Freud, la personalidad
tiene una parte consciente y otra parte inconsciente. Y en la mente humana
existen tres zonas: el Ello, el superyó, y el yo. El Ello es la parte
inconsciente que se mueve por el principio del placer y es lo que hace que las
personas actúen por instintos. El Superyó es parte inconsciente y
representa la moral, es decir, lo que debemos hacer, el que reprime al ello. Y
el Yo es el consciente y el que se mueve por el principio de realidad,
es el que tiene poder para mover nuestras conductas.
Según Freud estas tres instancias
podían explicar nuestras conductas y la manera en que somos. En una persona
totalmente equilibrada el ello, el superyó y el yo estarían en perfecta
armonía.
Yo pienso que efectivamente hay una
parte consciente y una parte inconsciente. Muchas veces no somos conscientes de
nuestras acciones, nos movemos por impulsos porque pienso que no nos paramos a
pensar las cosas. Y otras actuamos razonadamente.
En cuanto a si existe un Ello, un
Superyó y un Yo que estén equilibrados, yo pienso que es muy difícil porque
continuamente nos vemos enfrentados a problemas, riesgos y decisiones que
dificultan este equilibrio.
En mi vida diaria yo creo que podría
entenderlo como algo así: El Ello podría ser un balón que inconscientemente se
mueve sin control, El Superyó sería el entrenador que me aconseja y que intenta
decirme lo que debo hacer y el Yo que es Rubén que es consciente de cómo tiene
que mover el balón.
Sin embargo, pienso que
Freud es un poco rígido en su teoría porque no tiene demasiado en cuenta que en
la sociedad hay veces que las explicaciones no pueden ser siempre las mismas ya
que pueden variar en función de la sociedad, las relaciones con otras personas,
etc. Por eso de que una cosa es la teoría y otra la práctica. Yo no puedo hacer
siempre caso del entrenador en un partido, porque los partidos y los
adversarios no se desarrollan de la misma manera, ni siempre son los contrarios
los mismos.