En
primer lugar, me gustaría aclarar que cuando estallaron con más fuerza las
noticias en España sobre la crisis del Ébola con el contagio de la auxiliar
Teresa Romero, sentí preocupación. En algunos momentos pensé que podía llevar
el problema a un fatal desenlace.
Todos
los medios de comunicación trataban de mantenernos informados correctamente.
Una profesora incluso nos explicó que esta enfermedad era muy difícil de
contagiar puesto que no se propagaba por
el aire, sino por un contacto físico directo con fluidos corporales infectados. Además nos indicó que era muy difícil de que
Teresa muriera puesto que ella no se encontraba en las mismas circunstancias que
las otras personas que ya habían muerto. Teresa era una persona joven y completamente
sana que casi con seguridad se recuperaría.
Poco
a poco fue desapareciendo mi preocupación por completo. Si se cuenta con
personal especializado y con los medios adecuados para poner freno a esta
situación, ¿cuál es entonces el problema? Más bien la crisis que estamos
presenciado no sea un problema sólo del virus, más bien, sea un problema como
consecuencia de falta de alguien que actúe al más alto nivel, con coordinación
de todos los países y aportando mayores respuestas y recursos económicos, humanos y técnicos.
Por
todo ello, pienso que si los países con gobiernos más poderosos no empiezan a
actuar rápidamente y empiezan por controlar la epidemia del Ébola en los países
de origen, el problema continuará apareciendo en otros lugares, y el número de
fallecidos seguirá aumentando en los países africanos.
No entiendo la hilazón entre el artículo y el último párrafo.
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