sábado, 15 de noviembre de 2014

LA CRISIS DEL ÉBOLA

            En primer lugar, me gustaría aclarar que cuando estallaron con más fuerza las noticias en España sobre la crisis del Ébola con el contagio de la auxiliar Teresa Romero, sentí preocupación. En algunos momentos pensé que podía llevar el problema a un fatal desenlace.
            Todos los medios de comunicación trataban de mantenernos informados correctamente. Una profesora incluso nos explicó que esta enfermedad era muy difícil de contagiar  puesto que no se propagaba por el aire, sino por un contacto físico directo con fluidos corporales infectados.  Además nos indicó que era muy difícil de que Teresa muriera puesto que ella no se encontraba en las mismas circunstancias que las otras personas que ya habían muerto.  Teresa era una persona joven y completamente sana que casi con seguridad se recuperaría.
            Poco a poco fue desapareciendo mi preocupación por completo. Si se cuenta con personal especializado y con los medios adecuados para poner freno a esta situación, ¿cuál es entonces el problema? Más bien la crisis que estamos presenciado no sea un problema sólo del virus, más bien, sea un problema como consecuencia de falta de alguien que actúe al más alto nivel, con coordinación de todos los países y aportando mayores respuestas y  recursos económicos, humanos y técnicos.
            Por todo ello, pienso que si los países con gobiernos más poderosos no empiezan a actuar rápidamente y empiezan por controlar la epidemia del Ébola en los países de origen, el problema continuará apareciendo en otros lugares, y el número de fallecidos seguirá aumentando en los países africanos.


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